29 de abril de 2011

Hasta pronto, Nacho... 23 Mayo 2009

El otro día me desperté sonriente y con una lágrima resbalando por mi mejilla.
Realmente había tenido un bonito sueño. Iba yo caminando por Andorra, quizá ya me retiraba cuando, de repente, no sé si apareció de la nada o me topaba con él tras una esquina, mis ojos se encontraron con otros de un marrón inconfundible.

Era Nacho.

Mi corazón, palpitante de alegría al reencontrarme con él tras este tiempo, latía con fuerza...
Estuvimos hablando un buen rato, como dos amigos que se encuentran tras unos meses en los que han estado separados.

Me contaba que, allá donde estaba, en aquel lugar, no se estaba del todo mal. Que nos echaba de menos, pero que se encontraba bien. Le recordé lo muchísimo de menos que lo echábamos todos aquí...
Seguía jugando al fútbol, haciendo driblings a los rivales, seguía sonriendo.

Una de sus frases que me gustó fue la de: "No quiero veros tristes". Me dejó sin palabras.
Tras esta agradable charla, me dijo que ya tenía que marcharse, que probablemente iba a despertarme en unos segundos.
A partir de aquí solo recuerdo un largo abrazo entre los dos, anegado de lágrimas.

Después desperté, sudoroso, sonriente y con los ojos llenos de lágrimas. Fue realmente un bonito sueño, una despedida para él, un "hasta pronto"...
Fue el sueño más triste y a la vez el más hermoso y alegre que he tenido nunca.

Sigo pensando que, allí donde esté, tuvo también el mismo sueño, o entró, de algún modo inexplicable, dentro de mí para decirnos a todos adiós...
Sólo me queda decirle una vez más que, gracias por todo, por los buenos momentos allí en la playa o en la nueve, o en los entrenos y partidos...

Hasta siempre, jugón.  Nos veremos pronto.

21 de abril de 2011

Divina Comedia

Desde el día en que nacemos.
Todo se desarrolla a su ritmo, y tú eres ajeno al desbarajuste de actos consecutivos que es la vida. Pero un día te entra lo que llamaré conciencia de género humano, y decides introducirte en este loco torbellino. Para ello, una serie de preguntas:
¿Dónde estamos? ¿Qué es toda esta mentira? ¿Por qué es todo así?

Nuestra vida se desarrolla entre mentiras.
La primera mentira es el tiempo. Nos abruma demasiado y no es más que un absurdo ser abstracto, pero nos controla. Me siento como en un enorme reloj de arena, y cada grano que cae del embudo superior, me martiriza la espalda. "Cada segundo que pasa son más cerca de las 8, y, como buen estudiante, tengo que levantarme y estudiar!". Nos guía un aparato electrónico que nosotros mismos hemos creado; nos dice cuándo levantarnos, cuándo comer, y cuándo dormir, actividades vitales humanas. En esto envidio a los animales: comen cuando pueden, porque para ello han de cazar, pero cazan cuando quieren.

Como persona joven que se introduce en este mundo de cartón (porque cualquier día viene una ventolera y se lo lleva por medio), podré hablar de dos mentiras más:

La primera es la política.
Qué decir de la política, en un mundo plagado de guerras, odio, intereses económicos, corrupción, falseamiento... Es muy triste especular con los bienes de la gente, robar su dinero, etc. pero mucho más deleznable a mi juicio es jugar con la ilusión, haciendo promesas absurdas que nos hacen tragar. "Pon el culo, que te doy por detrás". Es así.

Otra mentira es la vida cotidiana.
Pagamos 5 euros por una coca cola y un chorrito de whiskey, y 1,20 € (hace unos años era 1€, y hace más todavía eran 100 pesetas) por 30 centilitros zumo de cebada con malta (dígase cerveza).
Pero, nuestra generación joven, acomodada en el sillón que papa pagó gracias al estado del bienestar, no lucha, no quiere darse cuenta de lo que está ocurriendo, no quiere introducirse en este falso torbellino que he nombrado antes; y no hay más ciego que el que no quiere ver (o no hay más ciego que el que sale todas las noches a cerrar los bares).

Pero no nos importa. Mañana intentaremos ligar igual, y para ello beberemos varias cañas a 1,20 y algún cubata de 5 €, y si ella nos mira, y ya si nos besa y acabamos acostándonos, pues dormiremos satisfechos.
Pero si ella no lo hace, pues pajote y a dormir, que también es agradable..."Ya caerá esta breva otro día",es el pensamiento al que te aferras.

Dicha toda esta sarta de tonterías que yo considero ciertas, les hago una pregunta: ¿A dónde huyo yo ahora?

Que alguien renueve este país, por Tutatis....

Salud.

17 de abril de 2011

Volver

Ya he vuelto. He apurado hasta el último momento para marcharme, como cuando de pequeño bebía la leche despacito, para que no se acabara pronto.
Siendo sincero, al pisar de nuevo la acera del pueblo, pensé en lo bonita que me parece mi casa cuando le incide el sol de poniente.
Una vez dentro, besos y saludos, y al sofá.

Y dentro de mí un vacío muy grande, capaz de crear el eco eterno.
Ya fuera de casa, sales con la esperanza de que las cosas hayan cambiado.
Lo bueno sabes que no lo hará nunca; tus amigos serán siempre igual, te recibirán con los brazos abiertos, y a los dos minutos, te encuentras con una cerveza en la mano y les ves como si no hubiera pasado todo este tiempo separados, como si ayer nos hubiéramos visto.
Esa parte sabía que iba a ser igual que antes.

Vuelves a casa ilusionado, con la idea de que ojalá los "conocidos, que no amigos" y su forma de ser hayan cambiado, de que haya armonía en lugar de miradas desafiantes, y risas en lugar de palabras estúpidas y sinsentidos.

Hoy me he desengañado. Nunca cambiará nada. Ellos seguirán siendo la misma escoria que son y han sido durante todos estos años.

No me gusta este lugar. Volveré a partir de hoy lo que sea necesario.
Sueño con viajar, pero no siempre al mismo sitio como acostumbro a hacer cada viernes.

Quiero comprar un billete de ida... y ya pensaré si compro el de vuelta.
Quiero ir al sur a dedo, quiero vivir una temporada en el norte, quiero que muchas personas se olviden de mí, y otras tantas quieran conocerme, como yo os quiero conocer a vosotros...

Concluyo diciendo que
cada vez
odio más
la palabra
Volver...

10 de abril de 2011

La llama se va apagando

Y cuando lo único que falte
en la madrugada del martes
sea tu piel morena
sobrará la ropa, sobrarán las llamadas
y me digo, valiente, vuelve a las andadas.
Será mejor que cerremos la puerta.

Y tras la batalla
mano a mano en tu cama
se calmará la tormenta
y un náufrago en la playa
se volverá loco entre tanta arena.

Le falló su sirena, a la cual se aferró
como a un clavo ardiendo
ni bajo sus faldas ni sobre su cuello
encontró remordimientos.

Y el pirata canalla ladrón de caderas
olvidó a la sirena y volvió a navegar
de la misma manera...

1 de abril de 2011

De mi final (25 Marzo 2011)

La peor manera de empezar un escrito es preguntarse cómo hacerlo. Es una sensación que te invade, y se adueña de tu cuerpo, tratando de plasmar con palabras todo aquello que hay en tu interior.

Aunque quizá necesitemos otro código; las palabras no son fiables, con su sinfín de dobles sentidos y malas interpretaciones.

Lo que trato de expresar hoy es que no se si estamos actuando bien. La función comenzó hace ya tiempo, eso de sobra lo sabemos todos. Ya nos dejamos los nervios en el camerino, y una gota de sudor causada por los potentes focos del espejo.
Todos llevamos máscara, continuamente ocultos bajo una fachada de cartón pluma.

Quizá sea una sobreactuación...

Ya llevamos 18 años sobre el escenario, a duras penas lo estamos sacando adelante.
Y me repito, no se si lo estaremos haciendo bien, no hay más que ver las caras largas de los marqueses en el palco, y las de los acomodadores, nerviosos, mirando su reloj, impacientes por llegar a casa, donde seguro les aguarda un candente plato de sopa.

Yo no se lo que a mí me aguarda. Supongo que lo que a todos: tras la caída del telón, sonarán campanas en la iglesia, una pequeña esquela en la sección de necrológicas del periódico local, para no ver en el réquiem solamente al párroco, acompañado de dos viudas de luto, y los cuervos en el camposanto aguardando vivazmente la hora de su banquete.

No pido mucho para mí el día que llegue mi hora; sólo quiero que recuerden que más o menos, me voy con la sensación de haber hecho las cosas bien, y que sobre todo, sepan que he hecho todo lo posible por ser feliz.

Y a Darío le encomiendo un último favor: que de vez en cuando decore mi nuevo hogar con siete crisantemos.
Eso, y una valoración positiva a la función teatral que es mi vida en la sección de críticas del diario.