31 de octubre de 2012

The King's Speech


Estamos en el último momento del año. La última etapa del ciclista, el último partido del Europeo. Quizá hoy se arranque la última de las sonrisas de muchos de nosotros juntos, aunque me alegra saber que hoy también será dibujada la primera sonrisa de este fatídico mes de junio, que hoy comienza y se presenta, para todos nosotros, como un Tourmalet o un Olimpo que escalar con sólo la ayuda de lapiceros y papel.

Hoy miramos al frente profesionalmente afrontando lo que vendrá, pero me gustaría volver junto con todos vosotros la mirada a un pasado muy cercano, y seguro que como yo os acordáis de todos estos buenosrollos y buenos momentos que hemos mantenido desde Septiembre como Segunda Promoción: algunos camareros inexpertos se dejaron ver en Noviembre, pero que luego demostraron ser los más hábiles imitadores de los mejores músicos fallecidos, dejando boquiabierto al senado romano del mes de mayo.

Disfrutad de la noche, dejaros llevar, pedir otra copa y otra más, y lleguemos del brazo de nuestro compañero a casa, a disfrutar de un merecido descanso.

 Así que me gustaría levantar mi copa y brindar por todo ello, por este momento irrepetible, porque nunca seremos más grandes de lo que somos ahora, o al menos este año. Sois irrepetibles, antes éramos inmortales. Esta noche somos eternos.

A vuestra Salud.

El Desarmado


No basta con ser soldado en el frente
Ni basta con luchar hasta el hastío
Si digo cuando estás al lado mío
Que tú me has desarmado fácilmente

Sin escudo ni espada este demente
Se enfrenta a tus abismos cual navío
Que al alba zarpa al mar con el rocío
Y de su dura derrota es consciente

Su capitán armado de locura
ha rajado el pendón de su bandera
y ha muerto en el barco con bravura.

De mi vida, ya nada es lo que era
si puedo recordar esa hermosura
de tus ojos de Virgen prisionera.

5 de octubre de 2012

La gravedad



Tenía un texto para escribirte, pero se ha desvanecido.
Voy a intentarlo recuperar, pero la hora y mi estado no acompañan.

Tenía que ver con la gravedad. 
La gravedad es una fuerza que atrae, que nos impide emanciparnos de todo aquello que nos ata, nada puede escaparse a esta fuerza del destino. Y tú, feligresa del destino como yo, comprenderás que no somos más que veletas que giran en la dirección de esta fuerza poderosa e invencible, y que todo nos conlleva al vacío, y al porvenir, como esa fruta que cae cuando ya ha madurado, de la rama del árbol.

No obstante sabemos que existe una fuerza de voluntad que es capaz de hacer frente a la gravedad. Tú puedes coger una manzana en el punto álgido de su maduración, puedes desprenderla del árbol que la cobija, pero... ¿será demasiado pronto? Nadie lo sabe...
Más que palabras son todas estas teorías.
Si algún día yo debiera coger una fruta, no sé en qué primavera, en qué equinoccio del amor la cogería.

Lo que sí que tengo que decir aparte de todas estas teorías es algo que tiene que ver con tú y yo. 
Primero partiremos de la sentencia de que los niños y los borrachos siempre dicen la verdad. Me disculpo ante esto, pero yo no soy ningún niño.
Así que he de decirte lo siguiente:

Veinte años no son lo suficientes como para saber algo de la vida y mucho menos del amor. Lo que sí quería decirte es que si alguna vez me he enamorado un poco, creo que ha sido contigo. Te he querido y te quiero querer, pero no quiero coger la fruta en el momento equivocado.

En segundo lugar, te pido disculpas por este mensaje, pero creo que es necesario. No sé en qué momento tendré valor para besarte otra vez, para sentir de nuevo, para quererte tal vez.
Tampoco quiero saber qué pasará... el cúmulo de incertidumbres que hay en mi cabeza me abruma.
Pero tengo claro que quiero seguir teniéndote en mi vida como siempre, y compartir contigo cosas como nunca (que ya es hora).

Lo siento, de nuevo, por si esto te hace pensar demasiado o te comes la cabeza. Pero tengo ganas de decirte todo esto. 

Firmado: Un amigo desahogado.
Un beso.