28 de mayo de 2014

A Farewell to Albion

                                            "La melancolía es la felicidad de estar triste" Víctor Hugo

"Chsst-Clack"

Sí...Más o menos así. Así es el ruido que ha hecho la lata cuando la he abierto, antes de desparramar el frío zumo de cebada sobre mi garganta. Holsten Pils, de Hamburgo.
Hoy he salido a comprar cuatro cervezas. Al salir de mi cuarto, que huele a mí, que parece que sus pareces ya exhalan el mismo sudor que mis propios poros, me ha detenido mi vecino. Siempre tiene un absurdo tema de conversación o una pregunta demasiado obvia.

De hecho ahora está interrumpiendo mi escritura. ¿Me habré engordao con los espaguettis? La madre que me parió.

Supongo que habrá que aceptar que me ha tocado vivir con él y ya está. Aunque nunca he tenido gran suerte con mis vecinos, de hecho (excepto los que he elegido yo, esos han sido cojonudos).
El caso es que hoy mi vecino, hasta antes de interrumpirme hace escasos momentos, me ha ofrecido fumar marihuana y le he dicho que no, que tal vez luego si eso. Le he contado mi plan de esta tarde: caminar diez minutos de ida y vuelta hasta el Off Licence, un tipo de ultramarinos de los de toda la vida, pero que aquí en Leicester los suelen regentar emigrantes del Indostán, y comprar unas cervezas. Él me ha ofrecido cerveza, que tenía arriba en la nevera, y yo cortesmente la he rechazado, puesto que el propósito de mi plan era pasear, y no conseguir las cervezas en sí (M C).
Hace tal vez una semana que no vemos el sol radiante aquí. Llueve, y no deja de llover. No es una lluvia que cala, ni es un chaparrón. Es una nube de dimensiones estratosféricas que se deshilacha sobre mi pelo, sobre mi cuello, sobre mis manos. Te golpea y no te hace daño. Como golpeaba a aquel infeliz el viejo débil de traje gris con su paraguas, durante cinco años enteros.
Y esque Inglaterra es un país sin horizonte. Es una lontananza gris, plomiza y pesada, que no alberga ninguna esperanza salvo el verde de las hojas de los árboles, que aquí son enormes (sin embargo son solo verdes en esta época del año).
Ya hace unos 9 meses que llegué aquí, desde ese septiembre que agonizaba, solo, muerto de sueño, y muerto de frío. El caso es que hoy en junio, sigo jodido de frío. Y no sólo de frío físico, del que te curte la cara. Tengo frío también en el alma. Porque este gris infinito, esta monotonía de tejados y ladrillos carabistas, manchados, estas casas que parecen abandonadas a la suerte del tiempo y el hacer de la Pachamama.
La gente de aquí es fuerte, yo creo. Cuando salimos a los pubs nocturnos, mi amigo Chris suele ir en mangas de camisa. Dice que no tiene frío mientras anda. Si se para, adquiere frío. Lluvia, vapor, velocidad. Quizá si se para se dará cuenta de la cruda realidad del gris que le rodea... y también tendrá frío en el alma.
El caso es que he decidido ir por ahí porque estaba cuesta abajo. Mi hastío vital ha decidido guiar mis pasos por donde le eran más cómodos, sin tener en cuenta que luego había que regresar, puesto que aún no quiero morir de frío.
Chimeneas en hileras infinitas hasta que se difuminaban con el homogéneo cielo que por Tutatis, estaba cayendo sobre mi cabeza. Una ambulancia y su sirena, que yo siempre he dicho que aquí están muy altas y molestan, transportando a un infeliz al hospital de al lado de la cárcel. Qué tétrico y qué macabro país...
Un hombre martilleando sin saber que aturde mi cabeza, desde un sótano invisible y lúgubre, a la luz de una vela. Ruido, agua, anonimato. Bebo otro trago de cerveza.
El caso es que hoy creo que me siento triste. Nadie a quien hablar bajo un cielo que te asfixia, y aplasta tu cabeza contra el suelo mojado, recordandote, humillado, tu lluvia en soledad.

Y extrañamente sin embargo, como Víctor Hugo, la disfruto.

Lluvia, Vapor, Velocidad. William Turner (1844)


8 de mayo de 2014

Mayo que mayea demasiado.

Ahora que ya no me ampara
el abrigo del minutero
Ni el baile de la lluvia
Ni estas cuatro paredes. Me desespero
Enemigo de mi
y de mi mente, prisionero.

Ahora me pregunto ¿qué hay de ti?
¿Qué luna te miraba
en las noches solitarias de Abril?
¿Qué dichosa pupila archivó tus andares
bajo el sol de ayer en la Gran Vía?
¿Soy sólo yo o tú también
de esos lunáticos que cuentan los días
y en la dulce tortura de la lentitud
del tiempo, se suicidan?
Me he quedao sin sol, y sólo recuerdo
una palabra: Melancolía