A la luz de una vela,
la música tranquila
Pongo fin a un día terco
en el que acabo ahogado en tus pupilas.
Me conformo con mirarte
sólo a través del rayo de luna
afilado, como afiladas son tus lágrimas
que se clavan en mi pecho, una por una.
Te debo una canción y diez minutos
de besos robados por segundos criminales
¿Por qué no contaron con nosotros
el destino y los dioses al trazar nuestros planes?
Si hay justicia, que nos devuelvan
el tiempo que hoy nos falta.