31 de mayo de 2016

Cuando ya no seas tú

Hoy he saludado al portero de mi finca, a la panadera, a seis niños, a los taxis,
a la flor de la alameda… pero a tus labios no.
Puede que este por llegar ese día…
Cuando ya no seas tú.

Cuando ya no seas tú quien pueda ayudarme a cruzar el Rubicón
que me ahoga antes de dar el primer paso.

Cuando ya no sea tu nombre el eco que se atreve a molestar
los compases del silencio bajo mis huesos.

Cuando ya no sea tuya
la mirada que busque en los charcos, los tranvías, las aceras.

Cuando ya no sea tu cuerpo ardiendo debajo del rayo de agua de mi cuarto de baño
lo que alimente el fuego de mis entrañas.

Cuando me llene más el olvido de lo vivido
que el placer de llenarte otra copa.

Cuando la luna no sea más que la luna y no me alegre su canción
Cuando el calendario me ahogue, como ya lo está haciendo con su mes a mes
dilapidador.

Cuando impregne el sabor de las cenizas de tus días
mi boca al despertar…

Ese día… ¿qué? Demonios, ¿qué?

2 de octubre de 2015

Tus demonios y tu

Tú sigue con lo tuyo que yo...
Con lo que te aparenta, con tu yo, mi me conmigo
Sigue dirigiendo esta orquesta en la que solo soy tu abrigo
cuando de toda la tierra,
todo te molesta.

Sigue tú creciendo, tomando alpiste de mi mano
sigue tú, que me quisiste diciendo como a un hermano.
Sigue tú.
Ojala que crezcas libre, de verdad.
Nada hay que más deseo
que tu dicha, por los rincones, por los balcones
de la villa.
Por el patio de tu casa, pasea libre.
Yo no soy más que un inédito cometa.
Peca, siente, vive, ama,
pero no dejes que el elixir de tu vida
se convierta de repente en tus escamas.
No seques el elixir que te rodea,
de ti depende que lo veas o no lo veas.

Yo siempre he amado el pájaro
que bajo tus alas tú ibas creando.
Nunca he querido cortar tus alas,
porque yo, yo lo que quería era tu
pájaro.
Vuela si tienes que volar, y quiere, sólo si tienes que querer
Yo siempre te habré querido
como el pájaro azul que nunca quiso
romper sus alas, bajo el fuego
de nuestro hechizo.

23 de marzo de 2015

El árbol de mi casa

Nunca os he hablado del árbol de mi casa

El árbol de mi casa es un centinela de tronco grueso
Nunca he sabido, a ciencio cierto
si el árbol de mi casa es pino
o es abeto.

El árbol de mi casa da sombra en las tardes de verano
dieron sombra la portería de sus ramas
cuando jugaba con mis hermanos.

Es perenne.
Y no da frutos.

Hace poco un mirlo ha venido a vivir al árbol de mi casa,
tiene un bello canto.
El rey mirlo ahora lo llamo.

El árbol de mi casa espera, también
hacia la luz y hacia la vida
el milagro de la muerte del invierno.

El árbol es testigo de primera mano,
implacable, estático y severo
del viento que devasta nuestros campos.

Lloran sus hojas de aguja
con las lluvias de marzo

¡Oh, árbol! silente guardián de mi letargo
Sólo tú me has arropado en la ventana
cuando te miraba en esas tardes
de domingo, de dolor, de llanto.



19 de marzo de 2015

Aquí matas un perro y te llaman mataperros

La mesa está servida
las cartas, sobre la mesa.
Por tu parte la esperanza está perdida.
Por la mía, la esperanza cobra fuerza.

Te abrazas al vacío y con ello desesperas
piensas que ésta será tu última canción
crees que lo sabes todo, y lo ignoras de veras
porque en el griego antiguo "Sin" es "Con"

No tienes nada, niño rico
¿tan sólo lágrimas en tu colchón?
y en tu cabeza pájaros huérfanos de pico
Que se cagan en la gente desde el balcón

28 de mayo de 2014

A Farewell to Albion

                                            "La melancolía es la felicidad de estar triste" Víctor Hugo

"Chsst-Clack"

Sí...Más o menos así. Así es el ruido que ha hecho la lata cuando la he abierto, antes de desparramar el frío zumo de cebada sobre mi garganta. Holsten Pils, de Hamburgo.
Hoy he salido a comprar cuatro cervezas. Al salir de mi cuarto, que huele a mí, que parece que sus pareces ya exhalan el mismo sudor que mis propios poros, me ha detenido mi vecino. Siempre tiene un absurdo tema de conversación o una pregunta demasiado obvia.

De hecho ahora está interrumpiendo mi escritura. ¿Me habré engordao con los espaguettis? La madre que me parió.

Supongo que habrá que aceptar que me ha tocado vivir con él y ya está. Aunque nunca he tenido gran suerte con mis vecinos, de hecho (excepto los que he elegido yo, esos han sido cojonudos).
El caso es que hoy mi vecino, hasta antes de interrumpirme hace escasos momentos, me ha ofrecido fumar marihuana y le he dicho que no, que tal vez luego si eso. Le he contado mi plan de esta tarde: caminar diez minutos de ida y vuelta hasta el Off Licence, un tipo de ultramarinos de los de toda la vida, pero que aquí en Leicester los suelen regentar emigrantes del Indostán, y comprar unas cervezas. Él me ha ofrecido cerveza, que tenía arriba en la nevera, y yo cortesmente la he rechazado, puesto que el propósito de mi plan era pasear, y no conseguir las cervezas en sí (M C).
Hace tal vez una semana que no vemos el sol radiante aquí. Llueve, y no deja de llover. No es una lluvia que cala, ni es un chaparrón. Es una nube de dimensiones estratosféricas que se deshilacha sobre mi pelo, sobre mi cuello, sobre mis manos. Te golpea y no te hace daño. Como golpeaba a aquel infeliz el viejo débil de traje gris con su paraguas, durante cinco años enteros.
Y esque Inglaterra es un país sin horizonte. Es una lontananza gris, plomiza y pesada, que no alberga ninguna esperanza salvo el verde de las hojas de los árboles, que aquí son enormes (sin embargo son solo verdes en esta época del año).
Ya hace unos 9 meses que llegué aquí, desde ese septiembre que agonizaba, solo, muerto de sueño, y muerto de frío. El caso es que hoy en junio, sigo jodido de frío. Y no sólo de frío físico, del que te curte la cara. Tengo frío también en el alma. Porque este gris infinito, esta monotonía de tejados y ladrillos carabistas, manchados, estas casas que parecen abandonadas a la suerte del tiempo y el hacer de la Pachamama.
La gente de aquí es fuerte, yo creo. Cuando salimos a los pubs nocturnos, mi amigo Chris suele ir en mangas de camisa. Dice que no tiene frío mientras anda. Si se para, adquiere frío. Lluvia, vapor, velocidad. Quizá si se para se dará cuenta de la cruda realidad del gris que le rodea... y también tendrá frío en el alma.
El caso es que he decidido ir por ahí porque estaba cuesta abajo. Mi hastío vital ha decidido guiar mis pasos por donde le eran más cómodos, sin tener en cuenta que luego había que regresar, puesto que aún no quiero morir de frío.
Chimeneas en hileras infinitas hasta que se difuminaban con el homogéneo cielo que por Tutatis, estaba cayendo sobre mi cabeza. Una ambulancia y su sirena, que yo siempre he dicho que aquí están muy altas y molestan, transportando a un infeliz al hospital de al lado de la cárcel. Qué tétrico y qué macabro país...
Un hombre martilleando sin saber que aturde mi cabeza, desde un sótano invisible y lúgubre, a la luz de una vela. Ruido, agua, anonimato. Bebo otro trago de cerveza.
El caso es que hoy creo que me siento triste. Nadie a quien hablar bajo un cielo que te asfixia, y aplasta tu cabeza contra el suelo mojado, recordandote, humillado, tu lluvia en soledad.

Y extrañamente sin embargo, como Víctor Hugo, la disfruto.

Lluvia, Vapor, Velocidad. William Turner (1844)


8 de mayo de 2014

Mayo que mayea demasiado.

Ahora que ya no me ampara
el abrigo del minutero
Ni el baile de la lluvia
Ni estas cuatro paredes. Me desespero
Enemigo de mi
y de mi mente, prisionero.

Ahora me pregunto ¿qué hay de ti?
¿Qué luna te miraba
en las noches solitarias de Abril?
¿Qué dichosa pupila archivó tus andares
bajo el sol de ayer en la Gran Vía?
¿Soy sólo yo o tú también
de esos lunáticos que cuentan los días
y en la dulce tortura de la lentitud
del tiempo, se suicidan?
Me he quedao sin sol, y sólo recuerdo
una palabra: Melancolía